Generaciones

Eran alrededor de las ocho de la tarde cuando nuestra familia y un equipo de más de veinte israelíes, la mayoría del equipo de Maoz en Israel, se reunieron cerca de la entrada del aeropuerto cercano a Tel Aviv. Nuestro vuelo no salía hasta pasada la medianoche, pero llevábamos semanas viendo fotos en las noticias de colas de seguridad de 3 y 4 horas y no íbamos a correr ningún riesgo. El aeropuerto internacional Ben Gurion, el principal de Israel, atravesaba las mismas dificultades que muchas otras empresas de todo el mundo: falta de trabajadores y una repentina gran demanda de vuelos.

Llegar al aeropuerto con todo nuestro equipo fue un milagro en sí mismo, ya que un buen número de ellos nunca había estado en Estados Unidos y a algunos se les había denegado el visado en el pasado. No voy a decir que tuviéramos que sobornar a algunos para conseguir citas para el visado en la embajada estadounidense, pero con COVID eliminando la normalidad de todo lo relacionado con la burocracia, diré que hizo falta rezar y... ummm, creatividad, para conseguir esos visados.

Estaba muy orgullosa del piloto y la tripulación que nos llevaron a Nueva York 30 minutos antes. Es decir, estaba orgullosa de ellos hasta que nos informaron de que tendríamos que permanecer en la pista esos 30 minutos porque el aeropuerto no abría hasta las 6 de la mañana. Resultaba difícil comprender cómo uno de los aeropuertos más transitados del mundo (en la ciudad que nunca duerme) estaba cerrado en un momento dado, ya que el diminuto aeropuerto israelí opera vuelos las 24 horas del día y sólo cierra un día de vez en cuando por días festivos. Pero aun así era más rápido que cruzar el océano en barco, así que conté mis bendiciones.

Aparte de que el Departamento de Agricultura de la aduana estadounidense decidiera que el bocadillo de mantequilla de cacahuete que nuestro hijo no se había terminado a bordo era una amenaza para la seguridad nacional que obligaba a registrar todas mis maletas, el viaje transcurrió sin contratiempos.

Desde el aeropuerto tomamos un autobús que pasaba por Manhattan de camino a Pensilvania y, por supuesto, al menos la mitad de nuestro equipo sacó sus teléfonos para hacer fotos. Para muchos de los miembros de nuestro grupo era la primera vez que venían a Estados Unidos, y mucho menos a Nueva York. Así que no me importó el aire de "turista Uber" que desprendíamos.

Un sueño hecho realidad

El sueño de llevar a un grupo de israelíes a ejercer su ministerio fuera del país ha estado durante mucho tiempo en nuestros corazones. Aunque Maoz había enviado anteriormente grupos para participar en diferentes conferencias en los EE.UU., esta vez fue diferente. Era la primera vez que podíamos llevar a más de una docena de músicos y cantantes como parte de Maoz Israel Music y la primera vez que también organizaríamos nuestro propio evento.

Cuatro horas más tarde, estábamos llegando al Messiah College de Pensilvania, donde la MJAA (Messianic Jewish Alliance of America) celebra desde hace décadas su conferencia anual de una semana de duración. Durante esas décadas, Maoz ha colaborado con la MJAA y ha enviado a cientos de israelíes a conocer la comunidad judía mesiánica de Estados Unidos y a participar en el culto. Es una experiencia divertida para los creyentes israelíes, ya que en Israel a menudo se les trata como escoria por "traicionar a sus antepasados", mientras que en la MJAA se les trata como poco menos que ¡estrellas del rock!

El público de la MJAA es único en el sentido de que habla inglés, pero también está acostumbrado a cantar canciones de alabanza en israelí/hebreo, y pudo participar en nuestra mezcla de alabanza en inglés y hebreo. Al final de la conferencia, los líderes dijeron que la única queja importante que tenían sobre nuestro equipo era que no nos habían programado más noches de culto.

Al final de la semana, todos nos amontonamos en dos furgonetas y comenzamos nuestro descenso a Texas. Queriendo dar a nuestros israelitas una muestra del sur, en nuestra primera parada nocturna subimos a un viejo barco de vapor e hicimos un viaje por el río Mississippi. Hizo calor durante unos 15 minutos hasta que estalló la tormenta. Casi todo el mundo en la cubierta superior corrió a refugiarse, pero los israelíes nos quedamos arriba y nos empapamos. Somos criaturas del desierto, así que la lluvia en verano es una experiencia mágica.

Tuvieron que pasar varios días conduciendo entre 10 y 12 horas al día, pero por fin llegamos al aparcamiento de la Congregación Baruj Hashem de Dallas, donde tendría lugar la Conferencia Generaciones de Maoz.

 

Generaciones

Si alguna vez has planificado un evento, creo que estarás de acuerdo en que organizar una conferencia en Estados Unidos desde Israel era más una locura que una cordura. Pero pensamos que el esfuerzo merecía la pena. En primer lugar, la transición del liderazgo de Ari y Shira a Kobi y a mí tuvo lugar durante las restricciones de la pandemia, lo que significaba que no podíamos honrar públicamente el trabajo de toda una vida. Es raro que los cuatro estemos juntos en Estados Unidos y aún más raro que nos acompañe una delegación tan numerosa de nuestro equipo de Israel. Este acto sería una gran oportunidad para homenajear a mis padres y permitir que nuestros lectores y socios que nos han apoyado durante décadas vengan a conocerlos a ellos y al equipo.

En segundo lugar, la celebración de la transmisión del trabajo de una generación a la siguiente fue el telón de fondo perfecto para destacar el poder del "antiguo secreto judío" de vivir de una manera que tenga importancia dentro de 100 años, y ese se convirtió en el tema de todos los mensajes que compartimos.

En tercer lugar, dar a conocer todo el alcance de lo que hace Maoz no es fácil porque Maoz tiene muchos aspectos. A menudo nuestros lectores y socios oyen hablar de nuestros esfuerzos humanitarios con I Stand with Israel y luego se sorprenden al saber que también imprimimos libros y Biblias, o que tenemos un estudio de grabación en Jerusalén. No saben que llevamos décadas plantando congregaciones o celebrando conferencias nacionales de liderazgo, o que tenemos todo un programa para formar a jóvenes músicos y líderes de alabanza. Siempre hay tanto que compartir en Maoz, e incluso cosas que no podemos anunciar pero sí compartir en persona. Así pues, hemos querido crear una oportunidad para que todo el mundo pueda absorber los diferentes alcances a su antojo a lo largo del evento.

Fue fascinante conocer a gente que ha seguido a Maoz y a mi familia "desde que yo era así de alto" y alentador oírles decir cosas como: "Conocimos a Ari y a Shira hace 30 años y les hemos apoyado desde entonces. Cuando oímos que Maoz estaba pasando a un nuevo liderazgo, no estábamos seguros de que el 'nuevo Maoz' fuera capaz de llevar la carga, ¡pero después de esta conferencia confiamos plenamente en la próxima generación de Maoz!".

El día después

El culto fue poderoso, los mensajes atractivos y la conferencia, en general, un éxito. Pero sabíamos lo que nos esperaba "el día después". Christy Wilkerson, nuestra administradora internacional -que llevaba con nosotros unos 35 años y había contribuido al crecimiento de Maoz desde sus primeros días de Ari y Shira con un asistente en Israel hasta lo que es hoy- nos dejaba.

Era inevitable. Sus hijos y nietos estaban en la Costa Este y esos son los años importantes de la infancia. También sabíamos que no teníamos ni idea de quién la sustituiría. Al principio del viaje, Kobi y yo rezamos la oración más espiritual que sabíamos hacer sobre la situación: "¡Ayuda, Señor!".

Se trataba de un puesto que requería una increíble confianza, que no se construye en un día, pero nunca estuvimos en Estados Unidos el tiempo suficiente para entablar esa relación. También necesitábamos a alguien sólido que tuviera años de experiencia en la administración de organizaciones sin ánimo de lucro, un excelente don de gentes y pasión por Israel. No teníamos ni idea de cómo íbamos a encontrar a alguien con ESA combinación.

Conexiones de pasarela

Sólo había un lugar que yo personalmente he visitado todos los años desde 2014 (excepto 2020 cuando todo estaba cerrado) y que era Gateway Church en Southlake, TX. Me habían invitado hace años -y cada año desde entonces- a participar en su fin de semana internacional anual de líderes de alabanza representando a Israel. Ha sido una experiencia magnífica, conociendo a la gente de allí y tantos otros visitantes de todo el mundo, incluyendo Perú, Taiwán, Brasil e incluso Irán - la lista continúa. El tiempo que pasamos en comunión y dirigiendo el culto del fin de semana en varios idiomas es una fiesta cultural. A pesar de que prefiero quedarme en Israel para centrarme en el trabajo de Maoz y criar a nuestra familia, considero que esa semana es lo mejor de cada año.

Durante esos años, se forjaron relaciones casuales pero sólidas. Con el tiempo, incluso empezamos a colaborar con algunos de los músicos que conocimos en proyectos de grabación desde nuestro estudio de Jerusalén. Uno de esos colaboradores fue Kevin Melton, director musical de la iglesia Gateway. Durante los cierres de COVID, trabajamos juntos en el álbum de alabanza de Evan Levine, entre otras cosas. Así que, cuando llegó el momento de planificar la gira de alabanza de verano, pensamos que era una gran idea que se uniera. Podíamos conocerle mejor (lo que ayuda cuando se colabora en el extranjero) y él ya conocía todas las canciones que estábamos haciendo porque había colaborado en las grabaciones.

No puedo explicar exactamente cómo sucedió, porque los israelíes tardan en dejar entrar a los forasteros en su círculo íntimo, pero nuestra tribu israelí se encariñó con Kevin como si fuera una tostada con mermelada. Al final del viaje, Kevin ya tenía su propio apodo israelí. La última noche compartió con todos nosotros: "He estado en muchos viajes ministeriales y me impresionó ver a 24 personas en un ambiente de constante cercanía y con un horario exigente sin que se produjera ninguna ruptura. Eso dice mucho de quiénes sois". Su experiencia no fue sólo un cumplido. Fue una respuesta a nuestra oración. Antes de viajar, rezamos como equipo para que otros experimentaran la unidad y la camaradería que tenemos en nuestro trabajo diario en Israel, y así fue.

Cuando llegamos a Dallas, Rachel, la esposa de Kevin, que también ha trabajado en la iglesia Gateway durante más de una década, se unió a nosotros en la conferencia. No creo que ninguno de nosotros comprendiera del todo que esos ocho años de construcción de relaciones en Gateway serían un factor determinante para encontrar un sustituto para Christy cuando llegara el momento. Pero después de la conferencia, mientras disfrutábamos de nuestros primeros momentos juntos sin apreturas de agenda, surgió de pasada el tema de la marcha de Christy. A medida que avanzaba la conversación nos dimos cuenta de que Rachel podría encajar perfectamente. Una conversación llevó a otra y decidimos invitar a Rachel a dirigir nuestro equipo de Maoz U.S.A.. Ella dijo: "¡SÍ!".

Fue un viaje de dos días a Vail, Colorado, en 1988 -donde Ray y Christy conectaron con Ari y Shira- y los destinos se entrelazaron. Y, en cierto modo, fue un viaje de dos semanas en 2022 con Kevin, al que Rachel se unió al final, lo que contribuiría a entrelazar los destinos de la próxima generación de líderes de Maoz.

Dirigir una organización en Israel con ocho sucursales en otros países plantea muchos retos. El más importante de ellos es crear un equipo (a distancia) que pueda trabajar sin problemas con el equipo de Israel. Pocas cosas, sin embargo, son tan alentadoras como ver a Dios orquestar esta transición sin que nosotros ni siquiera movamos un dedo para anunciar la necesidad. Significa que Él tenía esto planeado desde el principio. ¡Significa que Él tiene más cosas reservadas para la misión de Maoz de hacer a los creyentes fuertes en Israel y ver a todo Israel salvo!