Llevar la verdad de Israel a Brasil

Cuando salí por la puerta de llegadas del Aeropuerto Internacional de Sao Paulo, Brasil, fui recibido por nuestro fiel y viejo amigo Luis, quien ha estado con Maoz por muchos años. A pesar de que es el director de una escuela y tiene muchas otras responsabilidades, da libremente de su tiempo para bendecir a Israel a través de Maoz Israel Ministries. Fue un gran momento de compañerismo mientras me expresaba la emoción que había en muchas congregaciones de todo Brasil que esperaban mi visita.

Más tarde se nos unió Anderson Barreto, nuestro extraordinario director nacional de Brasil, y discutimos algunos objetivos de nuestro viaje. A continuación, Anderson y yo tomamos un avión con destino a la ciudad de Salvador.

Mientras íbamos de ciudad en ciudad y de congregación en congregación, había una cosa en común en cada ciudad y grupo. Todos tenían una visión positiva de Israel y estaban agradecidos de que alguien de Israel viniera a darles una razón bíblica para estar con Israel. Me impresionó el número de jóvenes presentes en cada reunión.

Otro evento bendecido ocurrió en dos reuniones diferentes. Cuando terminé de compartir y enseñar, muchas personas se acercaron para salvación en el llamado al altar. Aunque sólo fuera por eso por lo que vine, valió la pena.

Dos de las congregaciones en las que hablé tenían decenas de miles de miembros. Fue un gran estímulo verles abrazar Israel con información recién recibida y un entusiasmo renovado.

Nuestra última parada fue la ciudad de Manaos. Se trata de una ciudad de 2.500.000 habitantes en plena selva amazónica.

El Apóstol Pastor Renee Terra Nova nos recibió como familia y nos abrió su congregación. Pudimos llevarles el corazón de Dios para Israel a través de la enseñanza de la Palabra y la gracia y el mover del Espíritu Santo.

La respuesta fue muy positiva y las reuniones se retransmitieron a todo Brasil "en directo". Pudimos impactar a cientos de miles de personas a la vez a través de los medios de comunicación de Internet.

Mientras Anderson y yo esperábamos sentados juntos nuestro último vuelo de regreso a casa, cada uno a su ciudad, nos quedó claro que el pueblo brasileño estaba abriendo sus corazones a Israel y que empezaríamos a ver muchas nuevas oportunidades para que nuestros dos países trabajaran juntos para promover los planes de Dios para Israel y Brasil.