
La parábola más aterradora de la Biblia
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Mateo 25: 31-46
De todas las parábolas que Yeshúa contó mientras estuvo en la tierra, la de las ovejas y las cabras me resulta la más inquietante, y aquí explico por qué. Yeshúa describe el día en que todos compareceremos ante el Señor y se tomarán las decisiones finales sobre dónde pasaremos la eternidad.
En primer lugar, si bien Yeshúa comparte muchas parábolas alegóricas, esta parece ser completamente literal. La única parte figurativa de la parábola es el concepto de separar a las personas en dos grupos, descritos como ovejas y cabras.
En la parábola, Yeshúa explica que la forma en que las naciones lo trataron cuando lo necesitaba fue un factor decisivo para que Él los considerara suyos o los clasificara con «el diablo y sus ángeles». A primera vista, parece obvio. Sabemos que si andamos en los caminos de Dios en relación con él, se nos promete la vida eterna con él, y si vivimos con maldad, seremos separados de él.
Lo más aterrador de esta parábola es la reacción de las ovejas y las cabras cuando se les dice adónde van y por qué. Cuando Yeshúa explica qué acciones de sus vidas le importaban, ambos grupos quedan igualmente confundidos sobre cuándo hicieron o no hicieron lo que Yeshúa menciona. Yeshúa entonces responde: «Cuando lo hicieron/no lo hicieron con estos, mis hermanos más pequeños, a mí no me lo hicieron».
La parábola parece tan simple que resulta difícil de aceptar. Probablemente por eso, durante siglos, el cristianismo, que se había vuelto contra el pueblo judío, la interpretó simplemente como ayudar a "cualquiera que lo necesitara". Con la pérdida de la conexión de la Iglesia con las raíces históricas de su Salvador, esta interpretación prevalece incluso hoy. Después de todo, sin duda, algo tan simple como el trato a los judíos no puede influir en su entrada al cielo. Pero Yeshúa no dijo "el más pequeño de la humanidad". Más bien, dirigiéndose a las naciones del mundo en la parábola, Yeshúa especificó: "el más pequeño de mis hermanos", el más pequeño de su pueblo.
Así que la pregunta del millón es: "¿Acaso Yeshúa dice que el trato que las naciones darán a Israel será un factor importante en su destino eterno?". ¿De verdad queremos arriesgarnos a equivocarnos? Al fin y al cabo, hay numerosas secciones en las Escrituras que expresan este mismo mensaje. Versículos como Génesis 12:3 y Zacarías 2:8 reflejan la importancia que tiene para Dios el trato a Israel y el severo castigo que recibirán quienes le hagan daño.
El grado de protección que Dios brinda a su pueblo Israel debería alegrar a todos, pues Él defenderá a todos los suyos. Sea como sea, la conclusión es innegable. Hay algo innegociable en esta parábola para Dios, y él fue claro al afirmar que la ignorancia no es una defensa.

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