Rabin dobló el papel con la letra de la canción y lo guardó en el bolsillo izquierdo de su camisa. Dio las gracias al alcalde de Tel Aviv por haber organizado la manifestación por la paz y le dijo que había sido una de las noches más felices de su vida. Unos minutos más tarde, ese papel quedaría atravesado por un agujero de bala y empapado de sangre.