"Tenía 19 años cuando me encontré cara a cara con las enormes piedras del Muro de las Lamentaciones. Había hecho una gira con mis padres y varios otros ministros conocidos. Uno de estos ministros, que era conocido por su audacia, se volvió a la pared y comenzó a orar. "¡No, no, no!" el guía local susurró presa del pánico. Nos arrestarán si rezas".