¿La calma antes de la tormenta?
PARTE 4
Tras una reunión informativa de seguridad con el actual primer ministro, el ex primer ministro Yair Lapid declaró que estaba aún más preocupado que antes. «Lo que nuestros enemigos ven ante ellos, en todos los ámbitos, es un gobierno incompetente. Un gabinete en el que nadie confía. Un ministro de Defensa en el limbo [ahora restituido] que fue despedido por decir la verdad.
Desde la formación de su gobierno el pasado diciembre, la coalición de la derecha rabínica del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha impulsado una nueva legislación que les otorga al primer ministro y a sus socios de la Knéset la capacidad de aprobar prácticamente cualquier ley que deseen sin trabas ni obstrucciones.
La clase media israelí y los «ciudadanos trabajadores, que pagan sus impuestos y sirven en el ejército» lo ven como un intento de convertir Israel en una dictadura con un fuerte control rabínico. Los cientos de miles de manifestantes que han salido a la calle en todo el país han protagonizado las mayores manifestaciones de la historia de nuestra nación: dos o más veces por semana desde principios de año.
Al entrar en el cuarto mes, empezamos a oír continuos rumores, y luego fuertes advertencias de altos funcionarios de defensa, de que los enemigos de Israel estaban viendo al Estado judío como débil y en decadencia, por culpa de nuestro caos político. Los medios de comunicación israelíes han estado citando a nuestros líderes militares de forma generalizada. Todo apunta a que nuestros enemigos creen que «Israel está en una grave crisis que podría llevar su colapso». Reconocen una oportunidad. Se ha producido un grave daño a nuestra disuasión y «se están planeando ataques basados en su suposición de que Israel está paralizado».
A medida que los mensajes se hacían más fuertes, se rumoreó que el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant (del partido Likud de Netanyahu), estaba tan preocupado por posibles ataques de múltiples enemigos que sintió que debía advertir a la nación. De hecho, le pidió al primer ministro que detuviera la legislación con la que se neutralizaría a la Corte Suprema, que era la causa de las protestas masivas.
Nuestro país esperó todo el día para escuchar la aparición televisiva de Yoav Gallant, pero no se produjo. Se le había prohibido hablar. Las multitudes temerosas se hicieron más grandes, bloquearon carreteras y protestaron en las casas de los principales políticos de derecha, incluidos Netanyahu y Gallant. En vez de eso, Netanyahu voló a visitar a otro jefe de Estado en Europa durante un largo fin de semana, como había hecho durante algunas semanas, para tomarse un descanso del caos absoluto que reinaba en la nación.
Pilotos de la Fuerza Aérea: no prestaremos servicio en una dictadura
Lo más grave a lo que se enfrenta ahora Israel, por primera vez en la historia, es que un gran número de pilotos de la Fuerza Aérea israelí en la reserva hicieron público que si la legislatura de Netanyahu destruía el poder judicial independiente del país, dejarían de servir en la Fuerza Aérea. Vale aclarar que los reservistas son libres de enlistarse o no. ¿Qué podría ser más espantoso que perder a algunos o incluso a muchos de los pilotos más experimentados de Israel? Y parecía que el número aumentaba día tras día. ¿El motivo? Dijeron que no aceptarían ser funcionales a una dictadura, que era la dirección en la que se estaba moviendo la legislación. Esta razón era algo más que ideología.
Europa tiene una Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya. Pueden acusar a cualquiera, en cualquier lugar, si perciben que se están cometiendo lo que ellos llaman «crímenes de guerra». La CPI, que es muy contraria a Israel, ha anhelado poner sus manos sobre los pilotos israelíes cuando, por ejemplo, responden a los ataques de los terroristas en Gaza o destruyen los depósitos de armas iraníes en Siria.
Sin embargo, la CPI nunca tuvo oportunidad; el derecho internacional establece que si una nación tiene un sistema judicial adecuado, esa nación puede investigar a sus propios militares por presuntos crímenes. Y, a nivel internacional, Israel tiene un poder judicial muy respetado. Ahora, con Netanyahu y su coalición empeñados en desmantelar nuestra propia Corte Suprema, la CPI podría abrir causas contra múltiples israelíes, especialmente en las fuerzas aéreas. En el momento en que cualquier miembro de las FAI saliera de Israel, podría ser detenido al bajar del avión en cualquiera de los ciento veintitrés Estados que forman parte de la CPI.
Al final, el ministro Gallant no pudo contenerse. Como ministro de Defensa, sabía que era su obligación hablar. Subió a un podio, con todo Israel mirando. Él admitió que seguir adelante con la legislación de su coalición podría poner en peligro la seguridad de la nación. Como miembro del Likud, pidió a su primer ministro que suspendiera la legislación y diera tiempo a las negociaciones para recomponer el país. La pausa, dijo, era necesaria «por la seguridad de Israel». Luego tuiteó: «La seguridad del Estado de Israel siempre ha sido y seguirá siendo la misión de mi vida».
¿Cómo respondería Netanyahu?
Al día siguiente, Israel esperó todo el día noticias de Netanyahu. Por fin apareció por la noche y despidió a Gallant en el acto. La nación estalló. Cientos de miles de manifestantes atestaron calles, carreteras y barrios de políticos de todo el país hasta altas horas de la noche. La mayor protesta de la historia de Israel. La nación exigió que Gallant fuera readmitido. Se lo considera el ministro de Defensa más competente de la coalición.
Netanyahu no lo reincorporó, pero tampoco le envió una carta oficial de despido. Gallant continuó con su trabajo, mientras Netanyahu lo ignoraba casi por completo, incluso cuando estaba en su presencia. ¡La nación sin un ministro de Defensa oficial! Esto es el caos.
Muchos otros antiguos generales y oficiales se sumaron a la protesta. Alertaron que el país estaba al borde de la guerra civil. Asaf Zamir, Cónsul General de Israel en Nueva York, presentó su dimisión. «Creo que esta reforma [judicial] socava los cimientos mismos de nuestro sistema democrático y amenaza el Estado de derecho en nuestro país».
El ex ministro de Justicia Sa’ar calificó el despido de Gallant como «un acto de locura». Él declaró: «no hay precedentes en la historia de Israel de que se despida a un ministro de Defensa por advertir, como exige su cargo, peligros para la seguridad… Cada día que Netanyahu está en el poder pone en peligro a Israel y su futuro».
Por primera vez en la historia de este país, el sindicato cerró muchas empresas, ¡incluido el principal aeropuerto israelí! Bancos y tiendas de todo el país cerraron. La famosa Start-Up Nation empezó a enviar millones de dólares fuera de Israel a bancos de otras naciones. La economía, una de las más fuertes del mundo, empezó a tambalearse.
La agencia internacional de calificación crediticia Moody’s Investors Service advirtió que si la revolución judicial avanzaba según lo previsto, la calificación crediticia de Israel podría degradarse.
Los resultados de las encuestas para Netanyahu y los miembros de su coalición se desplomaron. Si hoy se celebraran elecciones, su coalición se quedaría sin trabajo. Netanyahu entró en estado de shock. Decidió suspender su legislación durante el mes de abril, con la excusa de las vacaciones de Pascua, y también el Día de Conmemoración de la Shoah, el Día de Conmemoración de los Soldados Caídos de Israel, que termina con el Día de la Independencia.
Por último, ante las nefastas encuestas y el creciente enfado y ansiedad de la opinión pública por una oleada de atentados terroristas en múltiples frentes, el primer ministro anunció el 10 de abril que restituiría de forma permanente al ministro de Defensa Yoav Gallant. También culpó al anterior gobierno de causar todo el caos y los atentados terroristas.
Además, prometió seguir adelante con sus reformas, incluidos los planes para dar al gobierno pleno control sobre el comité que nombra a los jueces y para «reformar» por completo la Corte Suprema. Toda la legislación para las nuevas leyes volverá a ponerse en marcha en mayo. Y esto es solo el principio de una extensa lista de nuevas leyes que tiene previsto aprobar, las cuales le otorgarán a él y a su coalición nuevos y enormes poderes. Sin embargo, también en mayo, por ley, su gobierno debe aprobar un presupuesto bienal o el país irá automáticamente a nuevas elecciones. Él confía en que esta ralentización de su legislación judicial pueda desgastar a los manifestantes. En última instancia, cree que aprobará todas sus nuevas leyes de «reforma» a finales de julio.
La nación se debilita, y el enemigo trama su destrucción
Tras una reunión informativa de seguridad con el actual primer ministro, el ex primer ministro Yair Lapid declaró que estaba aún más preocupado que antes. «Lo que nuestros enemigos ven ante ellos, en todos los ámbitos, es un gobierno incompetente. Un gabinete en el que nadie confía. Un ministro de Defensa en el limbo [ahora restituido] que fue despedido por decir la verdad. Un ministro de Seguridad Nacional [Ben Gvir] que filtra grabaciones del jefe de policía a los medios de comunicación. Un ministro de finanzas [Smotrich] que dice que quiere acabar con los pueblos [árabes]».
Todo el mundo sabe que durante esta última administración el terrorismo contra israelíes ha ido en aumento. Tan solo en los dos primeros meses de este año se produjeron 451 atentados terroristas, además de los muchos cientos de intentos de atentado que se evitaron. Sin embargo, veinte israelíes fueron asesinados.
Ahora la cosa se ha puesto mucho peor. Durante las Pascuas —y simultáneamente, el Ramadán, la época más violenta para el Islam—, Gaza y Líbano dispararon treinta y cuatro misiles contra Israel en el sur, y ahora también contra los Altos del Golán. Afortunadamente, la Cúpula de Hierro derribó la mayoría de ellos, sin víctimas, pero hubo algunos daños materiales.
Los medios de comunicación siguen advirtiendo que, con un Estado políticamente debilitado, Israel se enfrenta a enemigos cuyos objetivos son poco menos que genocidas. Pretenden arrastrar a nuestro país a una guerra de múltiples frentes a lo largo de sus fronteras, en Judea y Samaria y Jerusalén, y con la población árabe de Israel. En el momento oportuno, durante el Ramadán, los árabes comenzaron a amotinarse dentro de la mezquita de Al-Aqsa y a luchar contra la policía que intentaba poner orden en el Monte del Templo. Justo lo que Irán ordenó.
El pulpo iraní de socios y grupos está tratando de amenazar a Israel desde múltiples áreas. También es un hecho sin precedentes el lanzamiento de misiles desde Líbano y ahora desde Siria en un período de tiempo tan reducido. Y Hezbolá es el aliado clave de Irán en la guerra de múltiples frentes. Irán está demostrando que puede caldear la situación en cualquier frontera por medio de diversos grupos siempre que lo desee.
El primer ministro Netanyahu dijo con acierto: «Irán es responsable del 95 % de las amenazas a nuestra seguridad». Cuando el expresidente Trump reunió a otras tres naciones árabes más en los Acuerdos de Abraham, Israel tenía grandes esperanzas de que Arabia Saudita también se uniera, lo que crearía una fuerte alianza contra Irán. Los saudíes mostraban interés, pero pedían a cambio que Estados Unidos les ofreciera algunas garantías de seguridad y les ayudara a desarrollar un programa nuclear civil, junto con menos restricciones para comprar armas estadounidenses. Era más de lo que la administración Biden estaba dispuesta a dar.
Ahora Rusia recibe drones de Irán, un revés para Occidente. China, adentrándose en Medio Oriente, ha mediado en un acuerdo de paz entre los saudíes e Irán. Israel ve frustradas sus esperanzas de formar una coalición antiiraní con Arabia Saudita.
Y esto acaba de llegar: Estados Unidos había almacenado un gran inventario de armas en Israel para uso de emergencia en nuestra región. Se ha vaciado en los últimos meses para ayudar a Ucrania. El propio país ha agotado su propio inventario de armas y municiones. Otra posible razón para que Irán crea que es un buen momento para entrar en acción.
Pero Dios…
Hace unos meses, varios grupos internacionales sintieron la necesidad de dedicar el mes de mayo a la oración y el ayuno por Israel. Esto parece ser una verdadera guía del Espíritu Santo de Dios, ya que las cosas están empeorando. Te invitamos a dedicar tiempo, como haremos nosotros —especialmente este mes— a orar y ayunar (en la medida de tus posibilidades) por el pueblo y el gobierno israelí. Sabemos que las Escrituras prometen que Israel no será destruido en los Últimos Días. Sin embargo, la historia ha demostrado que, aunque el pueblo israelí sobrevivirá en última instancia para cumplir el plan de Dios, un gran número de vidas judías han sido borradas en el camino. La pregunta es, ¿nos enfrentamos a otra ola de destrucción de vidas israelíes, incluso en nuestra propia patria? ¿Y en quién sino en Dios y en su prometido Gran Despertar podemos depositar nuestras esperanzas? Los días son difíciles, y esperamos que te unas a nosotros en oración para que Dios nos rescate.
